Me gusta de vez en cuando recordar algunas anécdotas o citas relacionadas con los jardines. Estos días, al hilo de mi estancia en Florencia, quiero recordar algo que dijo el papa Clemente VII nacido Julio de Médici.
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En su época de cardenal se distinguió por su gran inteligencia, astucia y dotes diplomáticas actuando como asesor de su primo León X pero que al llegar a su mandato pontificio tuvo un reinado un tanto errático. Digo reinado porque era la época en que la figura del papado estaba muy unida a su poder temporal ya que los estados pontificios estaban en un momento de gran extensión. Quizá le toco vivir momentos muy difíciles políticamente y con no demasiados dineros en las arcas. Para recordar algunos hechos de su mandato citaré solo dos: el saqueo de Roma por parte de Carlos V y la excomunión de Enrique VIII de Inglaterra.
Sea como sea este papa no olvidó nunca que era un Medici y todas sus acciones fueron encaminadas a mantener su familia en la ciudad pero no como sus antecesores guardando las formas de una Florencia republicana sino con vistas a establecer una dinastía reinante. Para lograrlo hizo y deshizo alianzas con las potencias europeas. En uno de esos pactos llegó a un acuerdo con el emperador Carlos V dejando a sus antiguos aliados a merced de las tropas alemanas con el compromiso de hacer máximo mandatario a Alejandro de Médici, su hijo natural aunque oficialmente era hijo de Lorenzo II.
Florencia era una ciudad de artistas y comerciantes y se dudaba de que pudiera hacer frente al ejército del emperador y se temía un nuevo saqueo como el que sufrió la ciudad romana. El propio Clemente VII tenía en poca estima el espíritu heroico de los florentinos pero que en cambio sabia que tenían gran apego a sus palacios e iglesias. Tanto es así que decía “que no hubieran soportado ver pisoteados sus jardincitos”
Como final de la historia he de explicaros que la ciudad arrasó los alrededores de la ciudad que fue fortificada por Miguel Ángel y resistió durante tres meses llegando a contarse 28.000 fallecidos. Finalmente acordó una rendición a cambio de la cantidad de 80.000 florines de oro que les permitiera salvar la ciudad.
Y de alguna manera salvaron sus jardines…también.
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Datos extraídos del libro Los Médicis. Nuestra historia de Lorenzo de Medici
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