Está justo detrás del Botánico, magnifico por su vegetación, pero el Jardín de las Hespérides me tiene el corazón robado. Una perfecta armonia de verdes y blancos con el punteado de las naranjas cuando es la temporada y la estatuaria muy bien elegida para el lugar.
Lástima que al ser menos visitado, ese mediodia estaba ocupado por los sin techos que se habian adueñado de la mayoria de bancos para dormir o charlar y tenian un efecto disuasorio para que los otros visitantes disfrutaran del jardín que nos limitamos a ojeadas rápidas.
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