Versalles fue hecho por la voluntad del rey. No quiero decir con esto que el rey encargó y financió un palacio y un jardín y se dejara aconsejar por los arquitectos, artistas y jardineros de su entorno sino que Luis XIV ejerció como poder absoluto a la hora de escoger el lugar y diseñar su mansión y su parque.
Luis XIV quiso demostrar por un lado que su voluntad se imponía sobre la naturaleza adversa y por el otro que la organización del espacio y su ornamentación se hacía de acuerdo a una planificación real. Fue un acto de demostración de su forma de hacer política.
El lugar donde se estableció Versalles era un lugar inhóspito y pantanoso y el rey dedicó esfuerzos y hombres a crear un espacio donde asentar su jardín desecándolo y creando lagos que recogieran el agua o propiciando las canalizaciones para su riego. Transportó desde toda Francia árboles de todo tipo muchos de los cuales no arraigaron y tuvieron que reponerse. Multitud de jardineros y regimientos de saldados trabajaron en su construcción forzando las adversidades del terreno.
Le Nôtre como jardinero ejecutó la voluntad del rey. Nadie le quita a Le Nôtre el mérito a la hora de diseñar los jardines y disponer sus fuentes y su ornamentación pero los historiadores cuentan que el encargo fue muy bien definido y explicitado y la elección de la iconografía de estatuas y adornos fue de inspiración directa del rey. El Rey Sol escogió precisamente al dios Apolo y su entorno para adornar su palacio, un dios que tenia a este astro como emblema. Otros estudios como el de Emanuela Kretzulesco-Quaranta, dan luz sobre la relación de los jardines de Versalles con la obra El sueño de Polifilo que le monarca conocía y que podía haberle influenciado a la hora de diseñar su parque.
Versalles es pues el resultado de la voluntad absoluta del rey. Como tal obra creada por él y no solo encargada, Luis XIV quería darla a conocer a los demás por eso ideó la mejor manera de visitar sus jardines, creando un itinerario que permitía adentrarse en sus bellezas estéticas pero también, en otro plano de lectura, recorrerlo siguiendo un cierto camino más trascendente e iniciático.
Este itinerario se plasmo en una pequeña obra escrita por el rey llamada “La manera de mostrar los jardines de Versalles” donde se describe el itinerario concreto. El itinerario comportaba situaciones prácticas curiosas. El agua para que funcionaran las diversas fuentes era escasa con lo cual los jardineros habían de estar atentos y accionar los mecanismos hidráulicos justo al paso del rey, dejando las fuentes sin agua cuando este había abandonado el lugar. No fue hasta el ochocientos que las fuentes pudieron fluir todas a la vez.
El librito se puede encontrar fácilmente en la actualidad y puede ser curioso seguir las instrucciones del rey hoy en día aún cuando los jardines actuales no son los mismos ya que partes de él se empezaron a modificar o desaparecer a los pocos después de su contracción.
Como todo hacedor de jardines Luis XIV no pudo gozar del todo de la magnificencia de su obra porque como bien se sabe se trata una obra viva que suelen disfrutarla los descendientes de sus creadores aunque este sea el mismísimo Rey Sol.
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